Empresas deben lidiar con el calentamiento climático para proteger a sus empleados
Pilita Clark
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Pilita Clark
Hace pocos días, Amazon publicó un mensaje en Twitter que no siempre escuchas de un gigante minorista global. Parte de su sede en el centro de Seattle, dijo, estaba funcionando como un “sitio de enfriamiento” oficial de la ciudad para “los residentes que necesitaban un lugar para mantenerse a salvo del calor excesivo”.
Esta fue sólo uno de docenas de centros de enfriamiento que las autoridades asignaron apresuradamente a través de la ciudad cuando una inconcebible ola de calor envolvió el noroeste del Pacífico, una región más conocida por sus temperaturas bajas y llovizna.
En Canadá, donde las temperaturas registradas nunca habían superado los 45° C, el termómetro se disparó a 49,6°C -temperaturas que normalmente se ven en el Medio Oriente- en la aldea de Lytton en Columbia Británica, justo antes de que un incendio forestal obligara a los residentes a evacuar.
“Las palabras no pueden describir este evento histórico”, tuitearon los meteorólogos del Departamento de Medio Ambiente en el oeste de Canadá, donde las autoridades temen que el calor pueda estar relacionado con cientos de muertes súbitas.
La Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas dijo sombríamente: “Se han batido tantos récords que es difícil hacer un seguimiento”. Amazon estaba en una buena posición para ayudar. “Hubo un flujo lento, pero constante de personas” hacia su sitio de enfriamiento, me dijo un portavoz más adelante en la semana. Pero la compañía también envió a casa a los acalorados trabajadores del almacén con sueldo el lunes por la tarde, y no fue la única en hacerlo.
En toda la región, las empresas cerraron temprano y los trabajadores abandonaron el trabajo. En Oregon, un trabajador agrícola murió mientras trabajaba bajo el calor abrasador. Normalmente esperamos ver escenas como éstas en países como India, que pronto podría convertirse en uno de los primeros lugares del mundo con olas de calor capaces de matar a una persona sana que descansa a la sombra, informó McKinsey el año pasado.
Pero ha sido una historia diferente para los trabajadores y sus jefes en lugares como América del Norte. “Creo que la ola de calor fue una llamada de atención para muchos países occidentales”, dice Andreas Flouris, un experto mundial en estrés por calor en el lugar de trabajo que dirige un laboratorio de investigación en Grecia.
A medida que el calentamiento climático exacerba las probabilidades de que los trabajadores sufran estrés por calor, él está a la vanguardia de los esfuerzos para introducir nuevas leyes y normas para combatir el problema.
Por el momento, muchas pautas sobre cuándo hace demasiado calor para trabajar rara vez se aplican o son demasiado débiles para garantizar que los trabajadores estén protegidos. Flouris dice que esto está empezando a cambiar.
Qatar adoptó una serie de nuevas reglas de trabajo para lidiar con las temperaturas altas en mayo después de que contrató al laboratorio de Flouris para que estudiara a los trabajadores manuales en el Estado del Golfo, que ha sido criticado por su trato de los trabajadores migrantes que construyen estadios para la Copa del Mundo de fútbol del próximo año.
Las nuevas medidas significan que se han ampliado los períodos en los que está prohibido trabajar en verano al aire libre. Y todo el trabajo debe terminar una vez que la temperatura del globo de bulbo húmedo (TGBH) -una función tanto de la temperatura del aire como de la humedad relativa- supere 32,1° C.
Los trabajadores deben someterse a controles de salud anuales y los empleadores deben elaborar evaluaciones de riesgo que son fundamentales para comprender los problemas de estrés por calor que, según Flouris, son fáciles de pasar por alto.
“Una talla no sirve para todos”, dice, y explica que usa diminutos dispositivos de control del tamaño de una pastilla que los trabajadores tragan para poder medir la temperatura corporal central.
En un restaurante, un camarero puede tener una temperatura normal durante todo el día, mientras que un chef en el mismo edificio puede tener “niveles extremos de hipertermia”.
Grecia está probando medidas similares que espera que entren en vigor el próximo año y esta tendencia está cobrando impulso en otros lugares. El truco consiste en encontrar un equilibrio entre proteger a los trabajadores y mantener abiertas las empresas, dice Flouris.
Lo sorprendente de ver los informes de la ola de calor del noroeste del Pacífico fue lo escalofriantemente familiar que se sintió. Un médico le dijo al Seattle Times que la cantidad de personas que ingresaron al hospital con insolación y otros problemas relacionados con el calor era muy similar a lo que vio al comienzo de la pandemia del Covid-19.
El cambio climático significa que el desastre de días recientes no será de ningún modo el último de este tipo. Como dice Flouris, “esto será algo que sucederá con mucha más frecuencia en los próximos años”.